Se nos ha resistido un poco, pero ya está aquí: el verano ha llegado de lleno. Y con este calorcete, el deporte que más apetece hacer es la zambullida piscinil. La natación, como sabes, es uno de los deportes más completos, porque hace trabajar la musculatura de prácticamente todo el cuerpo: espalda, brazos, pectoral, abdominal y piernas.
Y, como es lógico, si practicamos la natación con mucha regularidad y no lo hacemos bien, el riesgo de lesiones se distribuye por todo el cuerpo. Es cierto que la incidencia de lesiones en la práctica de la natación es menor que en otras disciplinas deportivas, sobre todo nuestras articulaciones sufren menos al trabajar "sin peso" debido a que la actividad se desarrolla bajo el agua y las articulaciones no se ven obligadas a soportar el peso real de nuestro cuerpo.
Pero también es cierto que la natación es un deporte en el que los movimientos se repiten una y otra vez: las infinitas rotaciones del brazo, la patada de las piernas, etc.
Cifosis dorsal y lumbar
En el estilo de crol, el nadador realiza una extensión del cuello para orientarse y respirar, lo que provoca a la larga una curvatura antinatural de la zona dorsal (cifosis). El intenso trabajo pectoral actúa como movimiento compensatorio, aumentando esta predisposición a la cifosis dorsal.
En cuanto a la zona baja de la espalda, el trabajo de piernas en crol y mariposa favorece también una curvatura exagerada de la zona lumbar, que puede llevar a provocar lumbalgias.
Solución: calentar antes y estirar después (esto como norma general, no sólo para la prevención de estas lesiones); en el caso de la cifosis dorsal programar descansos entre ciclos para no forzar el cuello durante mucho tiempo de forma continuada. Para la cifosis lumbar, la prevención perfecta son unos abdominales de hierro que compensen la curva y sostengan toda la musculatura de la zona central, el core.
Rodilla y hombro del nadador
La lesión de rodilla del nadador no es muy conocida. Pero hay que tener en cuenta que esta articulación sufre con el "latigazo" que supone la patada en el estilo de braza. Volvemos a recordar que ese movimiento repetido hasta el infinito acaba dañando la articulación de la rodilla; generalmente suelen ser lesiones como tendinitis, distensiones en el ligamento interno de la rodilla o incluso lesiones de menisco.
La solución, aparte del tratamiento de fisioterapia específico una vez se ha producido la lesión, es el reposo: dejar un tiempo el estilo de braza para evitar la patada. La prevención pasa por tener cuádriceps e isquiotibiales fuertes y elásticos que protejan la articulación de la rodilla.
En cuanto al hombro del nadador, la lesión más frecuente suele ser la tendinitis del manguito de los rotadores, los responsables de que el brazo gire sobre la articulación una y otra vez en el estilo de crol especialmente.
Es muy importante no abusar de este movimiento, calentar y estirar como hemos dicho, así como fortalecer la musculatura implicada.
Pregunta a tu fisioterapeuta colegiado el protocolo a seguir si tienes alguna molestia al nadar, para evitar lesiones mayores.
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