La posibilidad que tiene una mujer en su vida de necesitar una cirugía por un trastorno llamado prolapso de órgano pélvico sería más alto de lo estimado: una de cada cinco, en lugar de una de cada 10.
El prolapso se produce cuando los músculos y el tejido debilitado de la pelvis permiten que uno o más órganos, incluido el útero, la vejiga o el recto, salgan por la vagina.
Los síntomas dependerán del nivel de desplazamiento del prolapso; algunas mujeres no tienen síntomas, mientras que otras sufren presión en la vagina o dolor crónico en el abdomen o la zona baja de la espalda.
En los casos más graves se utiliza cirugía, pero existen también tratamientos más conservadores.
En las mujeres con sobrepeso, ayuda adelgazar, mientras que el ejercicio para reforzar los músculos del suelo pélvico alivia los síntomas en algunas pacientes. Otra opción son los pesarios, dispositivos que se colocan en la vagina para retener los órganos pélvicos.
Cuando estos recursos fallan, la opción es la cirugía para reconstruir los tejidos pélvicos y volver a colocar a los órganos en la posición correcta. Se puede realizar por incisiones pequeñas en el abdomen o a través de la pared vaginal.
En el estudio, los autores hallaron que las residentes del estado de Australia occidental entre 1981 y el 2005 tenían, a los 85 años, un 20 por ciento de posibilidad de haber necesitado una cirugía por prolapso.
Las posibilidades disminuyeron levemente en el tiempo: del 21 por ciento entre 1981 y 1995 al 19 por ciento entre el 2001 y el 2005.
"Eso sugiere que la incidencia de la cirugía (por prolapso) es común y nuestras estimaciones sugieren que sería aún más común de lo que siempre se sostuvo", dijo a Reuters Health la autora principal del estudio, Fiona Smith, de la University of Western Australia, en Perth.
La experta agregó que los resultados destacan la necesidad de tomar más consciencia del prolapso de órganos pélvicos, un trastorno ginecológico "del que no se habla".
Algunos de los factores de riesgo modificables conocidos o sospechados son la obesidad, el tabaquismo, la constipación crónica y el esfuerzo para levantar objetos pesados. En cambio, los genes que aumentan la posibilidad de desarrollar el problema, no se pueden modificar.
El embarazo y el parto vaginal son los principales factores de riesgo. Pero, con esto, no se está aconsejando optar por una cesárea sólo para reducir el riesgo de tener prolapso.
Entonces, dado que una cantidad significativa de mujeres necesitaría cirugía, el equipo de Smith sostiene que se necesitan más estudios para comprender las causas de este trastorno y cómo prevenirlo.
En el estudio, publicado en Obstetrics & Gynecology, el equipo utilizó una base de datos de Australia occidental diseñada para la investigación en salud. Según los datos hospitalarios, entre 1981 y el 2005 se operó por primera vez a 44.728 mujeres de ese estado por el prolapso de un órgano pélvico.
FUENTE: Obstetrics & Gynecology, noviembre del 2010. Reuters Health
Esta información me ha sido muy util gracias ,un saludo