Podología: Higiene y cuidado del pie en la tercera edad

Tener una buena higiene del pie es fundamental en todas las edades, pero hay que tener especial cuidado el la tercera edad. Una rozadura o herida en una persona mayor, puede tener consecuencias importantes, especialmente en personas que padecen diabetes.

Será importante:

1. Lavado: Recorrer bien toda la superficie el pie y especialmente los espacios interdigitales. El uso de un jabón neutro será suficiente.

2. Secado: Debe ser riguroso, pasando bien la toalla por todo el pie, poniendo especial cuidado en que no quede resto de humedad en los pliegues interdigitales, ya que la humedad es un medio propicio para la aparición de hongos.

 3. Hidratación: Una correcta hidratación  previene la aparición de alteraciones en la piel, como roces del calzado, grietas, etc. Con la edad, la piel de los pies, y especialmente la de los talones, se vuelve frágil y se reseca, por lo que es fundamental la hidratación. El uso de cremas con urea, es recomendable. En este caso, no echaremos crema en los espacios interdigitales porque propician la aparición de hongos.

4. Medias y calcetines: Es importante controlar la presión que ejercen, para evitar cortes circulatorios. El material de los calcetines es importante, siendo los más recomendables los de algodón.

Las patologías más frecuente son:

• Uñas encarnadas, que si no se tratan, derivan en infecciones dando problemas en la velocidad de crecimiento, grosor, perdida de la uña, etc.
• Sobrecarga en los puntos máximo  apoyo en la planta del pie, que suelen ser los metatarsianos,  produciendo hematomas que se transforman en durezas o lo comúnmente conocido como  "callo". Produce dolor al apoyo, lo que degenera en una marcha antiálgica dando a la larga problemas en el resto de la pierna e incluso en la espalda. 
• Pie diabético. En éste caso, cualquier pequeña herida puede transformarse en una úlcera, dado los problemas vasculares y sensitivos que lleva asociada la diabetes. Es muy importante la prevención e intervención precoz ante cualquier rozadura o rojez.

Ante el primer síntoma de anomalía hay que acudir al podólogo.